viernes, 30 de marzo de 2012

Orientación Laboral. Colaboramos con la Municipalidad ayudando a la Juventud


El Programa de Capacitación y Orientación Laboral es una herramienta municipal que partió de una idea votada por los vecinos de la ciudad, en la cual se plasma el deseo de todos de brindar la oportunidad a los jóvenes de  formarse y encontrar un trabajo acorde con sus preferencias. 

El Programa se divide en dos partes: tres semanas de inscripciones de los posibles participantes, de los cuales aparecerán en una lista definitiva de admitidos del 23 al 27 de Abril en el mismo Centro de Juventud. Tras ello, empezarán los cursos, con una duración de tres meses, al final de los cuales se les entregarán un certificado que documente la realización de dicho curso. Para facilitar la mayor accesibilidad al Programa se han habilitado cinco centros de inscripción, uno por cada distrito rosarinos. 
Esta semana, concretamente del 26 al 30 de Marzo, hemos estado colaborando en la tercera semana de inscripciones en el Centro de Juventud de Rosario (distrito Centro), dependiente de la Municipalidad. Nuestra tarea allí ha consistido en la orientación a jóvenes de 18 a 35 años (público objetivo del Programa) en su carrera profesional, alentándoles a elegir según sus gustos y preferencias. Para ello nos reunimos previamente con los encargados de la Capacitación, los cuales nos formaron para conocer de lo que trataba la actividad. Con la información recogida hemos sido capaces de asesorar de manera eficiente a los diversos chicos/as que se acercaron al Centro, siempre contando con el apoyo de los profesionales que allí trabajan. 


jueves, 29 de marzo de 2012

Carta de Lectores, 2 de abril de 2007.


¿Cuándo se acabará el tema de la inseguridad? El domingo pasado por la noche me encontraba con dos amigos tomando un café en la heladería Esther, de Pellegrini y Laprida. Fui en auto, y lo estacioné a escasos metros de las mesas dispuestas en la vereda de dicho negocio. El cuida-coche de rigor se acercó al auto mientras yo descendía y me `preguntó´ si me lo cuida (¿?). Obviamente siempre corresponde un sí como respuesta, toda vez que que lo contrario implicaría un eventual daño a mi auto. Además, suelo abonar el “peaje” de estacionamiento que poseen estos individuos en las calles de Rosario, tal vez la empresa que mayor ingreso por estacionamiento tenga en la ciudad. Una vez sentados disfrutando de una charla, y luego de esquivar en más de una oportunidad el “manoteo” de mi celular por chicos que se acercaban a pedir moneditas, uno de quienes me acompañaba nota que el que “cuidaba” mi auto estaba al interior del mismo. (...) Yo confiado en que no podía ser tan imbécil de robarme estando tan cerca, me quedé observándolo. Al rato, luego de merodear, me descuido un instante, y en ese momento es que abre la puerta del auto, se mete por detrás buscando algo para robarse. (...) Le grito y corro al auto, momento en el cual el imbécil sale corriendo también. Este fue el corolario de un café en la avenida más concurrida de Rosario. ¿Qué debo hacer? ¿Debo seguir contribuyendo a esta organización estratificada? ¿O debo apiadarme de este enfermo? Y los interrogantes seguirán hasta encontrarme con una sola respuesta: o ellos o yo (mi propiedad, mi vida, derechos humanos también, etcétera). La respuesta es obvia. La ausencia del Estado, también.
Extraído del libro Hay un niño en la calle, de Marcos A. Urcola

miércoles, 28 de marzo de 2012

Día de la Memoria


Compañeros del área de Juevntud de la Municipalidad nos propusieron participar en el taller de la Memoria, en recordatorio de los genocidios que se produjeron durante la dictadura. 
A este taller acudieron un gran grupo de jóvenes y niños/as procedentes de diferentes centros, asociaciones y escuelas de toda la ciudad.
En él se han desarrollado algunas nociones que permiten abordar la participación como una herramienta en la construcción de ciudadanía, entendiendo la misma como la forma en que los jóvenes se vinculan con el entorno y habitan la ciudad. Con dicha dinámica se ha fomentado pensar en grupo, la participación ciudadana como derecho, encontrar formas adecuadas y alternativas para establecer lazos, conexiones, prioridades, definir espacios de un recorrido donde transformar y hacer cosas con los demás.
Las actividades desarrolladas han sido: “Mundo de preguntas”, donde los chicos y chicas se cuestionaron diferentes preguntas vinculadas con el mundo; “Los nombres no tienen paz” perseguía el fin de conocer cual es la identidad del nombre de las personas; “Teniendo historias”, se planteó para vincular la historia personal con la colectiva; “La ciudad del nombre propio” nos ha permitido hablar de cada uno; “Iguales y diferentes” un marco donde los chicos/as han tenido la oportunidad de reconocer las diferencias; y por último “Un millón de miradas”, donde cada uno puede aportar lo que significa el concepto Derechos Humanos, entre otras.
Así finalizada la tarde, los chicos han salido contentos y satisfechos con las dinámicas utilizadas y con los valores aprendidos, además de haber compartido ese espacio creando nuevas experiencias, conociendo diferentes formas de pensar y de actuar. En definitiva, una experiencia edificante junto a jóvenes y chicos/as con ganas de aprender y conocer.






Carta de Lectores, 31 de enero de 2007.


Ya no soy libre de pasear por mi ciudad y lo que me impide hacerlo es mi auto, que con mucho esfuerzo mantengo y uso para trabajar y que, aunque no es un 0 kilómetro ni un último modelo, me obliga a pagar una nueva cuota. Cuando salimos con mis amigas a dar una vuelta por la ciudad y decidimos “estacionar” en alguna calle céntrica o de la costanera, siempre hay algún individuo que sale de no sé dónde y se acerca exigiendo “2 pesos” y hasta “5 pesitos” (sumas que abono en lugares debidamente habilitados) para dejar mi auto en la calle, territorio que ellos han adquirido para realizar su negocio de cuida-coches y que, abonándoles la suma requerida, no garantiza que el vehículo esté en las mismas condiciones al llegar que al irme, o lo que es muy frecuente, que los profesionales cuida-coches ya no se encuentren en “su lugar de trabajo” a mi regreso. Me da miedo arriesgarme a no pagar la “cuota obligatoria de estacionamiento” (que no es el medido por la Municipalidad) exigida por estas personas que se adueñan de la calle con total impunidad y sin ningún tipo de control, algunos “ejerciendo” alcoholizados y hasta drogados. ¿No hay nada que les impida seguir recaudando descaradamente a costa nuestra, nada que detenga a estos individuos que se abusan de la gente como quieren? (...) Siento que me meten la mano en el bolsillo y tengo miedo de que dañen algo de mi propiedad o a mí misma si no pago lo que me piden. Tengo 27 años y un futuro por delante, y estoy cansada de vivir en un país donde solo la pasan bien los que roban y estafan, mientras que los que trabajamos duro para ganarnos el pan y pagar nuestros impuestos nos veamos siempre obligados a retroceder o resignarnos ante estas injusticias (...).
Extraído del libro Hay un niño en la calle, de Marcos A. Urcola

martes, 27 de marzo de 2012

Carta de Lectores, 31 de marzo de 2008.


El jueves pasado a la noche me dirigía por la avenida Belgrano con dos amigas hacia el bar de la Estación Fluvial, cuando fuimos interceptadas por cinco jóvenes cuyas edades rondaban entre los 14 y 20 años, quienes sustrajeron nuestras carteras luego de forcejear y tirarnos al suelo. Lo más llamativo del suceso es la indiferencia de la gente del lugar ante el suceso y la falta de policía, lo cual me llevó a sospechar que la Estación Fluvial es una zona liberada, donde mandan jóvenes que cuidan autos, te abren la puerta y también te roban (...).
Extraído del libro Hay un niño en la calle, de Marcos A. Urcola

Colectividades Españolas de Rosario

Algunas de las colectividades españolas que se ubican en Rosario nos brindaron su más cálida bienvenida en una reunión llena de anécdotas, tonadas conocidas y buenas intenciones.
En especial la Agrupación Andaluza asentada en Rosario, de la que forman parte un gran número de andaluces que se afincaron en esta ciudad argentina por diferentes razones y a la que, de igual modo, pertenecen aquellas generaciones posteriores.
Tras reunirnos con dicha colectividad española y con representantes de las colectividades de Asturias, Castilla, Canarias, la Dirección de Gerontología y el representante de las colectividades españolas dentro de la municipalidad de Rosario, Gastón Rodrigo Torres, comenzaron a surgir actividades que se podrían llevar a cabo en colaboración con las colectividades y los voluntarios europeos.
Manteniendo contacto con la dirección de gerontología se propuso realizar el taller de risoterapia que comenzará el próximo mes de mayo en diferentes centros geriátricos de Rosario, además de poder tomar parte de diferentes actividades dentro de la colectividad andaluza.


lunes, 26 de marzo de 2012

Carta de Lectores, 6 de febrero de 2007.


El tema de los cuida-coches y los "limpiaparabrisas humanos" de las esquinas representan una cuestión que los poderes públicos temen abordar con madurez. Vinculan la tarea con la marginalidad y con una necesidad de sustento de quienes la ejercen, cosa que puede ser cierta en algunos casos. Pero el "dejar hacer" del Estado conlleva peligrosas derivaciones de una actividad sin ningún control. Me ocurrió a mí el año pasado en la zona de Oroño y Pellegrini, dominada por decenas de adolescentes y adultos que lavan parabrisas, cuidan coches o piden una moneda. El haberle dicho "no" a un hombre de alrededor de 50 años cuando me abordó para cuidarme el auto significó que. al retirarme del lugar, el sujeto me increpara y a su vez, auxiliado por dos o tres jóvenes, intentaron boquear mi salida, arrojando agua sucia con jabón en el parabrisas. No tenía obligación de pagarle, a no ser que el precio significara un peaje para no agredirme. (...) Menores trabajando junto a mayores, en ocasiones familias enteras, organizan el tránsito en lugares de alta concentración de público (¿no es que la Municipalidad tiene el poder de policía en estas cuestiones?). (...) Sin identificación alguna aparecen y desaparecen de las cuadras con el dolo objeto de recibir un dinero, que en algunos casos es tarifa fija. Estas actividades no pueden considerarse un micro-emprendimiento, y ni siquiera un recurso económico para sectores marginados, ya que vulneran los derechos de otros ciudadanos. El servicio que se ofrece no responde a las necesidades del usuario: es compulsivo, violento y de alto riesgo para el conductor (...).
Extraído del libro Hay un niño en la calle, de Marcos A. Urcola

viernes, 23 de marzo de 2012

Carta de Lectores, 19 de febrero de 2008.


No se si es la virtud del acostumbramiento o el pecado de la falta de asombro. Lo cierto es que tenemos asumido que cada vez que nos detenemos con el auto en un semáforo, debemos decir no, al menos seis veces. Tres al limpiavidrios, dos al ex combatiente y una más al pobre malabarista devenido en animalito circense. Incorporamos a nuestras vidas la denigración de esta gente, que se siente tristemente conforme con el lugar que ocupa en la sociedad. Existe un acuerdo tácito: nosotros no percibimos su indignidad y ellos no se consideran indignos. Ante este cuadro aparece siempre la duda de dar o no.  Particularmente creo que dar significa seguir sustentando esta situación. ‘Yo llevo caramelos’ (limpieza de conciencia por 20 centavos), ‘Vos viste la rubiecita la cara bonita que tenia?’ (racismo, discriminación). La solución definitiva es no dar. Es el único camino para que las autoridades tomen cartas en el asunto y devuelvan la dignidad a esta gente.
Extraído del libro Hay un niño en la calle, de Marcos A. Urcola

jueves, 22 de marzo de 2012

Carta de Lectores, 2 de junio de 2007.


Hace días comenzó la ola polar en Rosario y al parecer recién ahora muchos ciudadanos comienzan a tener conciencia de que existen chicos y adultos que viven en la calle. Es comprensible que ahora, con el frío, la gente se sensibilice más, pero debemos intentar colaborar todos, de la manera que podemos. Desde la Municipalidad se está trabajando en conjunto con la GUM y los asistentes sociales para poder localizar a las personas en algún lugar. Pero con esto no basta. También grupos sin fines de lucro y hasta los ex combatientes salieron a la calle para poder colaborar. Lo ideal sería facilitar a los ciudadanos los datos de alguna sede a la que se pueda llevar a estas personas para que puedan pasar la noche. (...) Aspiro, también, a que entre todos tomemos conciencia y podamos abrir los ojos en todas las épocas del año.
Extraído del libro Hay un niño en la calle, de Marcos A. Urcola

miércoles, 21 de marzo de 2012

Carta de Lectores, 8 de junio de 2007.


Escribo a los fines de exponer una sugerencia que no es difícil de llevar a cabo. Esto es: entrevistar a todas las personas que se ubican principalmente las mañanas de los días sábados a lo largo de seis cuadras de calle Córdoba, las que van desde Laprida a Corrientes. Son personas con necesidades extremas, hay bebés sentados por horas en el piso con temperaturas frías, muy bajas, hay discapacitados, todos necesitan ayuda. Todas estas personas tienen la protección de los derechos humanos establecidos en la Constitución Nacional. Quizás la GUM o mejor aún asistentes sociales especializadas podrían hacer las entrevistas y proveerles lo necesario para que no tengan que sufrir ellos, ni los transeúntes, a los cuales, entre los que me cuento, nos da vergüenza y sentimos una enorme impotencia de que en nuestra estupenda ciudad esté pasando esto sin que nadie tome ninguna medida para resolverlo (...).
Extraído del libro Hay un niño en la calle, de Marcos A. Urcola

martes, 20 de marzo de 2012

Carta de Lectores, 10 de Octubre de 2007.


La cantidad de chicos que deambulan por Rosario en busca de dinero y alimento revela un panorama penoso, situación que ya pasó a formar parte de la cotidianidad. La mendicidad y el cirujeo representan actividades que muchos menores de edad practican, a veces a sus padres o acompañados por adultos que les obligan a pedir. Ellos son los excluidos, las víctimas de la pobreza. Padecen la falta de una adecuada alimentación para desarrollarse, no asisten a la escuela y tampoco disfrutan de un ambiente de vida saludable, confortable. Hay que poner en marcha programas de asistencia, inmediatamente. En la ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, se dispuso que un consultorio móvil recorra las calles brindando atención médica a los chicos en situación de calle, equipado como un consultorio médico, con pediatras y personal de enfermería. También se implementó un servicio telefónico de prevención y orientación, asistencia en las calles, centros de día y hogares convivenciales. Otras ciudades como Córdoba y Mendoza llevaron a cabo programas tendientes a capacitar a los niños en oficios: carpintería, computación, panadería, entre otros talleres. ¿Por qué no se implementan acciones similares en nuestra ciudad y la provincia? ¿A caso no disminuiríamos el trabajo infantil en las calles (...)?
Extraído del libro Hay un niño en la calle, de Marcos A. Urcola

lunes, 19 de marzo de 2012

Cartas de Lectores, 5 de febrero de 2008.


(...) Dos chicos que piden en la calle abandonan, por un instante, el injusto trabajo y ocupan la mesa del centro. El personal del bar de Oroño y Jujuy, con sonrisas en sus rostros y un brillo especial en sus miradas, les obsequian chocolatadas y facturas. Desde mi mesa, en el fondo, observo el fantástico gesto y agradezco por presenciar semejante acto de bondad y solidaridad. Y grito para mis adentros: ¡No todo está perdido!
Extraído del libro Hay un niño en la calle, de Marcos A. Urcola

viernes, 16 de marzo de 2012

Carta de Lectores, 3 de junio de 2007.


Leo con profunda tristeza y observo la foto del día en La Capital (los niños durmiendo en la calle en pleno frío), con lágrimas en los ojos, rememorando experiencias pasadas por mí. Señores políticos que tanta campaña electoral hacen, ¿cómo no pueden sentir tristeza al observar a estas criaturas durmiendo a la intemperie con temperaturas bajo cero? ¿No les parece que la mejor campaña que podrían hacer es ponerse los zapatos y recorrer las calles nocturnas, no permitir que nunca más un solo niño deba dormir en la calle? (...) Apelo a la sensibilidad de quienes tienen el poder y las posibilidades de no permitir que por ningún motivo vuelva a pasar un niño o cualquier ser humano una noche helada, donde su único techo sean las estrellas.
Extraído del libro Hay un niño en la calle, de Marcos A. Urcola

jueves, 15 de marzo de 2012

Carta de Lectores, 27 de diciembre de 2006.


El dolor que alberga mi corazón al recorrer las calles de Rosario, de mi tan querida Rosario, es profundo y desgarrador. Me es imposible describir con palabras la tristeza que recorre mi cuerpo cuando los veo a ellos. ¿Quiénes son ellos?, se preguntará usted. Son los chicos que trabajan, duermen y, en definitiva, viven en la calle. No podemos seguir permitiendo que la realidad sea tan cruel para estos chicos que no sólo soportan el calor, la lluvia o el frío sino también la dureza de vivir sin un techo, sin una comida y, peor aún, sufriendo el rechazo de una sociedad que les da vuelta la cara (...).
Extraído del libro Hay un niño en la calle, de Marcos A. Urcola

miércoles, 14 de marzo de 2012

Carta de Lectores, 5 de septiembre de 2007.

Los niños recién nacidos de madres que no desean hacerse cargo de ellos no deben ser internados en hogares de tránsito sino entregados directamente en guarda a las personas que desean tener hijos y no pueden (...). De esta manera se evita un doble mal: el tráfico de niños y la entrega de los recién nacidos y a los que tanto daño le hacen a los pequeños. Estos hogares de tránsito tienen que estar destinados a niños que no son recién nacidos y a los que hoy veremos en las calles, aclarando que, para estos últimos, debe implementarse un régimen razonable de externación junto con la internación.
Extraído del libro Hay un niño en la calle, de Marcos A. Urcola

martes, 13 de marzo de 2012

Carta de Lectores, 24 de octubre 2007.


(...) Viendo un programa de televisión que muestra la dura realidad que viven los chicos de la calle, pensé: qué suerte tienen mis nietos de tener un hogar, familia, educación, amor y todo cuanto merecen por derecho. Nosotros lo sabemos porque porque en nuestra infancia los tuvimos. Hoy hay criaturas que disfrutan esos beneficios, como mis nietos Florencia, Gastón, Delfina y Matías. Pero hay gente que olvida que todos los niños tienen derechos. Y me viene a la mente la tremenda palabra: discriminación. Perdón, olvidaba contarles que mi nieto Gastón tiene Síndrome de Down, un don maravilloso que nos hizo llorar de amor cuando llegó a nuestro hogar, y que nos emociona verlo crecer, observar sus logros, descubrir bajo su pelo rubio y sus ojos azules una persona de nueve años con el corazón lleno de amor y un enorme futuro por delante. Pero hay personas que lo rechazan (...).

Extraído del libro Hay un niño en la calle, de Marcos A. Urcola

lunes, 12 de marzo de 2012

Carta de Lectores, 25 de enero 2008 (Diario La Capital)


“(…) Con esta noticia quieren dejar de lado temas mucho mas importantes y que no veo que haya solución en ningún lado: la seguridad. ¿Cuándo se van a ocupar nuestros gobernantes? Temas salud, escuelas, chicos de la calle, droga, educación vial y rutas en buen estado, trabajo digno y bien remunerado, ¿o eso no cuenta? Solamente lo prometen en las campañas y luego se olvidan como siempre pasa, no solo con este gobierno (…)”.
Extraído del libro Hay un niño en la calle, de Marcos A. Urcola

viernes, 9 de marzo de 2012

Carta de Lectores, 26 de abril 2007 (Diario La Capital)

“(…) La problemática de los chicos de la calle, que ya son adictos, pero antes fueron abandonados, ultrajados, olvidados, requiere de un debate coherente y serio, señores, una sociedad que olvida a sus niños va al abismo y es ahí a donde nos dirigimos (…)”.


Extraído del libro Hay un niño en la calle, de Marcos A. Urcola

jueves, 8 de marzo de 2012

Carta de Lectores, 12 de marzo 2008 (Diario La Capital)


“¿Quién garantiza el derecho a la vida de los niños? En algunas avenidas de nuestra ciudad es común ver a niños pequeños caminando entre los autos pidiendo monedas. (…). Parece un planteo ingenuo, acostumbrados como estamos a ver y dejar a nuestros niños en situaciones donde su integridad es amenazada constantemente. Parece ser esta una batalla perdida. Pero, ¿Por qué tenemos que resignarnos? Bien sabemos que nuestros niños son nuestro futuro. ¿Qué podemos esperar nosotros como sociedad si tratamos así a nuestro futuro? Hay que ser justos, después no nos quejemos por la destrucción, la criminalidad, la corrupción, etcétera. No es factible cambiar la sociedad si no cambiamos nosotros, uno a uno. Si no somos capaces de asumir el abandono en el que estamos criando a los que nos continúan”.
Extraído del libro Hay un niño en la calle, de Marcos A. Urcola

miércoles, 7 de marzo de 2012

Carta de Lectores, 10 de marzo 2007 (Diario La Capital)


“El crecimiento de la pobreza en los últimos años fue alarmante. El gobierno continua con las políticas que en su momento sirvieron de paliativos para las personas que siguen estando por debajo del nivel de pobreza. Esta situación empeora cada día. Hay conflictos mediáticos, de pobres contra pobres; la clase media baja sufre de xenofobia con los negros y con los pobres, están convencidos de que son causantes de la inseguridad y de la violencia reinante. No queremos reflexionar, optamos por el simplismo y nos vamos a los extremos, nos convertimos en jueces, y como decimos vulgarmente, metemos a todos en la misma bolsa. Los trabajadores  sin trabajo, precarizados con salarios de hambre y de vergüenza, caben en esta bolsa, (…) también entran los viejos jubilados –pobres y en la miseria-; juntamente con los niños y jóvenes discriminados y condenados a una vida sin posibilidades de futuro, como así también las trabajadoras del sexo, los cartoneros, chicos de la calle, adictos, discapacitados, etcétera (…)”.
Extraído del libro Hay un niño en la calle, de Marcos A. Urcola

martes, 6 de marzo de 2012

Carta de Lectores, 29 de diciembre 2007 (Diario La Capital)

“En la calle todo el mundo ostenta sus celulares, circulan  miles de automóviles cero kilometro y parecen ya lejanas las protestas y las muertes que produjo la salida de Fernando de la Rua del gobierno. Pero existe otra Argentina: la de los comedores escolares o barriales, la de los carros a caballo, la de los chicos que deambulan por la calle y la que protesta  para tener trabajo, vivienda y una vida digna (…)”.

Extraído del libro Hay un niño en la calle, de Marcos A. Urcola

lunes, 5 de marzo de 2012

Cartas de Lectores

"Dado que la realidad de los niños/as que trabajan, juegan o viven en las calles de la ciudad de Rosario, es evidente y notoria para cualquier persona que transita la Zona Centro de la ciudad, suele ser una temática elegida por los lectores del diario para efectuar algún comentario, denuncia o pedido de acciones concretas a las autoridades estatales. 
A grandes rasgos podríamos dividir las Cartas de Lectores seleccionadas en tres grupos. Uno, donde se menciona la realidad de los chicos de la calle para ejemplificar situaciones de pobreza. Éstas son cartas que no abordan la problemática específica, pero utilizan la metáfora de los chicos de la calle como situación que grafica parte de la realidad social nacional o para contrastar o comparar situaciones personales o cotidianas de la ciudad.
En otro grupo, están las cartas en las que denuncia la problemática concreta de los niños/as en situación de calle, proponiendo y reclamando soluciones. Éstas apelan a despertar la sensibilidad y conciencia piadosa o de crítica social de los ciudades-lectores respecto de las condiciones de vida de dichos niños/as.
En el tercer grupo de Cartas de Lectores, están aquellas que se quejan de las actividades puntuales desarrolladas por los niños/as en calle (como los cuida-coches), vinculándolas a episodios delictivos que atentan contra los derechos ciudadanos (individuales) de libre tránsito y protección de los bienes de propiedad privada de cartas (los autos)".


Extraído del libro Hay un niño en la calle, de Marcos A. Urcola

viernes, 2 de marzo de 2012

Representaciones Sociales


"Las construcciones simbólicas sobre los niños/as en situación de calle expresan la forma en que la sociedad piensa y significa dicha realidad infantil.
La cotidiana visibilidad de las prácticas y actividades que los niños/as despliegan en calle para sobrevivir la sobrevivencia generan formas representadas que la definen como realidad concreta y como problemática social.
Estas formas representadas de lo social son constituidas y constituyentes de las estrategias de vida desplegadas por los niños/as o sus familias en condiciones de pobreza en el espacio urbano.
Creemos importante señalar y analizar las formas en que el conjunto social comprende y nomina, define o critica las prácticas y actividades en calle desplegadas por los niños/as o sus familias en el espacio público-urbano de la ciudad de Rosario. Creemos igualmente importante contrastar esto con las formas en que significan dichas prácticas y actividades los propios niños/as que están en situación de calle y si están de acuerdo o no con la forma en que los demás los tratan (representan).
Las opiniones de los niños/as en situación de calle y la que los otros tienen sobre los mismos, son tenidas en cuenta para el despliegue creativo, reactivo o adaptativo de las estrategias de vida individuales o del grupo familiar en el espacio urbano de la ciudad".


Extraído del libro Hay un niño en la calle, de Marcos A. Urcola

jueves, 1 de marzo de 2012

Hay un niño en la calle


Estudio doctoral de Marcos Urcola que analiza la realidad familiar, económica y socio-urbana de los niños y las niñas que transitan diariamente las calles de la ciudad de Rosario (Santa Fe — Argentina) en el marco de sus actividades laborales, lúdicas o de vida en la calle y cómo son representadas colectivamente por diferentes actores en tanto problema social: el periodismo, las instituciones públicas y privadas de asistencia, “la gente” y los propios niños involucrados.
La propuesta analítica y teórica del estudio, ofrece un modelo para la comprensión y la resignificación de las formas de enfocar e intervenir sobre dicha realidad infantil. Testimonios que contrastan los prejuiciosos estereotipos sociales, forman parte de las herramientas de las que se valió Marcos Urcola para desentrañar una realidad que parece ser un déjá vu de la historia nacional y regional argentina.


Sin duda, es un libro esencial que retrata esta realidad muy a fondo y desde una perspectiva poco acostumbrada. En él, además de una amplia lista de conceptos y análisis, se encuentra un elenco de artículos y cartas de lectores extraídos del diario La Capital, que añadiremos a este blog en las próximas semanas.

Estos fragmentos son parte esencial del desarrollo discursivo del libro de Urcola, y resulta muy interesante leerlos en dicho entorno, siguiendo la línea argumental que propone el autor. Pero también consideramos que puede ser muy útil darles eco desde nuestro blog, para imprimir profundidad también a nuestro trabajo, que baila al son de ese análisis de las representaciones sociales de esta realidad, así como de las estrategias de vida desarrolladas por los chicos.

Para quien esté interesado en llegar más lejos en la compresión de la situación de calle, recomendamos abordar de lleno este magnífico trabajo.