martes, 17 de enero de 2012

Inodoro Pereyra


La entrada de hoy va dedicada a un gran descubrimiento dentro del gran imaginario rosarino. Este singular tesoro  argentino, perdido para los lejanos hispanohablantes autóctonos en la remota España, no merece menos que una breve reseña con la que hacerle justicia en la península.

Inodoro Pereyra apareció por primera vez a finales de 1972 en Córdoba, al regazo de la revista de humor popular Hortensia, una usina de talentos de la época. Su creador fue el gran humorista gráfico rosarino Roberto Fontanarrosa.
Originariamente, la historieta era una parodia en la que se exageraban los giros lingüísticos y los estereotipos terruños, concretamente no se parodiaba al gaucho en sí sino a ciertos gauchos ficticios que lo han precedido en las historietas (Santos Leiva, Lindor Covas “El Cimarón”, El Huinca o Fabián Leyes, entre otros); además, gráficamente, era más elaborada.  
En toda esa etapa, Inodoro se convertiría en anfitrión pampeano de diversos y extraños visitantes, mientras se perfilaba, ya como una constante, el que sería su ladero insuperable: el Mendieta, un perro parlante que acompañaría a su amo en sus andanzas, compartiendo con él razonamientos y acuñando frases memorables, como "negociemos, Don Inodoro", "qué lo parió", etc. 
Luego pasó por las revistas Mengano y Siete Días, con aventuras por entregas, donde Mendieta (quien, según relató una vez, en realidad era un "cristiano emperrado por un inoportuno eclipse de luna") ganará letra y estatura de coprotagonista. Ahí crece la peripecia en episodios de largo desarrollo y falso suspenso de folletín, con el héroe siempre en busca de nuevas aventuras. 
Finalmente, en 1976 Inodoro se instala junto a su compañera, Eulogia Tapia, y el Mendieta, en el diario Clarín de Buenos Aires, en donde vuelve a publicarse en forma de historias unitarias, alejándose progresivamente del vértigo aventurero y con el incremento de una esgrima verbal mayor, sutil, y sin pausa (cuadro a cuadro). 
El estilo del dibujo de esta historieta sufrió un notable cambio tras 1975; hasta entonces y desde 1972 los personajes eran dibujados delgados, con trazos agudos y contrastes llamativos, a partir de 1976 Inodoro Pereyra aparece con un dibujo que le da expresión blanda mientras su compañera "La Eulogia" deja de ser una joven estilizada para pasar a ser una matrona ampulosa y algo torpe. 
Luego de pasar por diferentes secciones, la historieta se incorpora a Viva, la revista dominical del matutino. Es ahí donde Inodoro se aquieta, anclado en su rancho de adobe, adornada con un único árbol, su mujer, su perro y su chiquero, los que serían también sus únicas posesiones. 
Las tiras de Inodoro Pereyra fueron también publicadas en forma de libro por Ediciones la Flor. A diferencia de lo que ocurre en otras historietas, en estas tiras el remate suele ser secundario, dado que el efecto humorístico no se sintetiza exclusivamente en el final sino en la vertiginosa acumulación de chistes previa: el ideal es una ocurrencia por cuadrito (sobre todo desde que comenzó a publicarse en forma de historias unitarias). 
Tanto el remate como muchos de los chistes intermedios están a cargo de Mendieta, que funciona como la conciencia sensata en estas historias de humor errático y absurdo. Además, la comicidad de esta tira reside en el lenguaje, ya que Inodoro Pereyra realiza muchos juegos de palabras.



"De mí se dirá posiblemente que soy un escritor cómico, a lo sumo. Y será cierto. No me interesa demasiado la definición que se haga de mí. No aspiro al Nóbel de Literatura. Yo me doy por muy bien pagado cuando alguien se me acerca y me dice: «Me cagué de risa con tu libro»".


Información extraída de www.Wikipedia.org

1 comentario:

  1. Un imperdible, la presentación de Roberto Fontanarrosa sobre las malas palabras, en el Congreso Internacional de la Lengua Española, Rosario, 2002:

    http://www.youtube.com/watch?v=-IPa20i8-0Y

    ResponderEliminar